Música

Tres preguntas de Arjona

Ricardo Arjona

¿Y ahora quién podrá responderme?

En el colegio me enseñaron que las preguntas retóricas no se responden. Fue una idea relativamente popular entre mis compañeros. Nos gustaba imaginar situaciones en las que alguien no captara que una pregunta era retórica y tratara de responder. Por ejemplo, imaginar que cuando el rey Juan Carlos de España reclamó a Hugo Chávez “¿por qué no te callas?”, el venezolano le hubiese dado sus razones, demorando aún más su silencio: “No sé por qué no me callo. Mi mujer también me lo ha preguntado antes. A lo mejor me gusta que me escuchen. Me hace bien. Una prueba de ello es que me agrada tu pregunta, pues las preguntas son siempre una invitación a hablar, la manifestación de una curiosidad por el otro”.

Como el ejercicio me sigue pareciendo gracioso, responderé algunas preguntas retóricas de Ricardo Arjona. ¿Por qué de él? (No respondas, lo haré yo mismo.) Porque casualmente había reflexionado antes sobre las tres canciones que comentaré a continuación. Es decir, mi trabajo de hoy consistió en reunir lo que ya había hecho. ¡Qué fácil es escribir cuando ya se tiene todo escrito! Las preguntas seleccionadas aparecen en las canciones “Ella y él”, “Mujeres” y “Te conozco”.

¿Qué saben Fidel y Clinton del amor?

Lo primero es lo que dice Clinton. La dedicatoria de Mi vida, su autobiografía, agradece con un retruécano a su madre y su esposa, las mujeres que le han dado amor: “A mi madre, que me dio el amor a la vida. A Hillary, que me dio una vida de amor”. El resto del libro mantiene ese tono correcto y poco conflictivo. Así que mejor veamos lo que dice la prensa.

Bill Clinton se casó por única vez en 1975, pero tiene fama de mujeriego. Se dice que entre sus amantes han estado la millonaria cincuentona Kathleen Willey, la exmiss América Elizabeth Gracen, la exmiss Arkansas Sally Perdue y Dolly Kyle Browning, una vieja amiga de la familia. También la exuberante Gennifer Flowers, Paula Jones y Monica Lewinski, su infidelidad más conocida.

En 1998, la revista Slate elaboró un interesante estudio sobre la mujer ideal de Bill Clinton a partir de todas sus amantes. Concluyó que a Clinton le gustan las mujeres con grandes labios, dientes y mejillas, cabello voluminoso y ojos claros. Son mejores si han participado en algún concurso de belleza y si tienen poco más de 20 años de edad. Valora a las mujeres que usan ropa provocativa, que son aficionadas a la música y que no tienen vergüenza al momento de mostrar sus cuerpos en revistas como Penthouse y Playboy.

En un libro póstumo, el expresidente norteamericano Gerald Ford afirmó que Bill Clinton “miraba a todas las mujeres bonitas en todos los eventos sociales. Se le iban los ojos. No es muy sutil a la hora de mostrar su interés”. Según su diagnóstico sobre el tema, Clinton “está enfermo. Tiene una adicción. Necesita tratamiento”.

¿Qué sabe Clinton del amor? Lo que recibió de su madre y su esposa. ¿Qué sabe de los amoríos? Ahí parece tener más experiencia, algo que lo asemeja a Fidel Castro.

De su vida sexual existen muchos rumores. Un periodista escuchó el 2010 que Fidel tiene más de treinta hijos, aunque solo haya reconocido a nueve de ellos, y supo por una oficinista que “todavía tiene erecciones y sin tomar Viagra”.

Por este tipo de datos dos canadienses de la revista Vice pasaron un mes investigando en Cuba el rumor de que Fidel se había acostado con unas 35 mil mujeres. Solo una se atrevió a contar su experiencia: “Él escurría chocolate sobre mí. Siempre le pregunté si quería que otras mujeres se nos unieran. Pero él dijo que ningún hombre debería hacerle el amor a más de una mujer al mismo tiempo. No le gustaban las orgías. Él prefería a las mujeres casadas porque sabe que somos mejores en la cama, y él nunca se acostaría con una prostituta. Era por el Che Guevara, que lo encontró una vez con una prostituta, cuando eran jóvenes, y lo regañó. Él explicó que iba en contra de la moral tratar a una mujer como objeto. Ahí fue cuando Fidel se volvió un amante”.

El texto dice que Fidel apoyaba a Bill Clinton en el caso de Monica Lewinsky. Castro no entendía por qué tener demasiadas novias podía ser un problema político. En conclusión, Fidel Castro sabe de amor y está de acuerdo con Bill Clinton. Esto no contradice la tesis de Arjona, sino que la confirma: “lo que las ideologías dividen al hombre, el amor con sus hilos los une en su nombre”. Clinton y Castro gobernaron países ideológicamente muy distintos, pero se parecen en que ambos han sido grandes amantes.

Clinton y Castro

Miren cómo sonríen los presidentes.

¿Qué habría pintado Picasso?

Para responder “qué habría pintado Picasso si no existieran musas como ustedes”, qué habría pintado si no hubiese mujeres, habría que averiguar qué pintó Picasso inspirado en ellas. Alberto Manguel cuenta en Leer imágenes la historia de la pintura “Mujer llorando”. Empieza por describir la relación de Picasso con su amante Dora Maar: “Acusándola de infidelidades imaginarias, incitándola, ridiculizándola por errores reales o inventados, Picasso la provocaba hasta hacerla llorar. Entonces sacaba su libreta de bosquejos y un lápiz y dibujaba a la mujer llorosa. ‘Nunca la pude ver, nunca la pude concebir, si no era llorando’, comentó alguna vez. Los bocetos, de los que existen decenas, terminaron convirtiéndose en pinturas” (226). Supuestamente, la cara de la mujer que llora a la izquierda en “Guernica” es la misma Dora Maar. Con esto Manguel establece una paradoja: “un acto deliberado de crueldad privada se puede transformar en una imagen pública que condena la crueldad. ¿Cómo es posible que en una obra de arte, un acto de odio (o de amor) se transforme en un símbolo que denota su contrario?” (228).

Volviendo a la pregunta inicial, interesa lo que comenta Dora Maar sobre los retratos que hizo Picasso de mujeres llorando: “Son todos Picassos, ninguno es Dora Maar” (226). Si esto es literalmente cierto, sin musas Picasso hubiese pintado lo mismo: su persona. “Tal vez, como declararon sus amigos y amantes, Picasso era incapaz de abrigar sentimientos profundos hacia otra persona, y esto hacía que le fuera imposible retratar a los demás, salvo como a sí mismo” (222). Pero no se bajoneen, mujeres orgullosas de ser musas para los artistas hombres. Todavía queda la poesía de Neruda, que probablemente sí se inspiró en ustedes.

"Mujer llorando" y detalle de "Guernica".

«Mujer llorando» y detalle de «Guernica».

Dime si él te conoce la mitad

“Mejor que conocer una cosa es amarla”.
Confucio

A diferencia de las otras preguntas, esta no tiene signos de interrogación. De hecho, es más una orden que una pregunta. Dime si te conoce. Dímelo ya. Yo no puedo cumplir esa orden porque no sé quién es “él” ni cuánto conoce a la destinataria del tema musical. Solo sé que Arjona maneja mucha información sobre ella. Tanta, que debe ser difícil llegar a la mitad de lo que él sabe. Como no puedo ir más allá en mi respuesta a la pregunta, utilizaré una técnica que todos los estudiantes debiesen manejar: si no sabes responder, analiza la pregunta. Sé que no obtendré el puntaje máximo, pero alguna décima recibiré de quien evalúe estas líneas.

Arjona no está tan interesado en saber si la nueva pareja de su ex la conoce bien. Él se inventa una competencia tipo ¿Cuánto conoces a tu novia? y asume que la gana considerando la gran cantidad de datos que puede recitar sobre su expareja. Dice que la conoce de cuerpo completo, que sabe cómo duerme, su verdadera edad, sus gestos y una cirugía secreta. Entonces pide ser comparado: “Dime si él te conoce la mitad, dime si él te ama la mitad de lo que te ama este loco que dejaste en libertad”. Arjona dice todo esto para que la mujer vuelva con él. Espera intercambiar conocimiento por amor, y probar su propio amor con ese mismo conocimiento. Porque te conozco, te amo y por lo mismo espero que me ames.

¿Qué relación tiene el conocimiento con el amor? ¿Amamos más a quien nos conoce más? Yo creo que no. De hecho, amamos a quien se interesa en nosotros porque no nos conoce. Preferimos a quien quiere conocernos que a quien ya nos conoce. Me explico. Nadie quiere ser conocido por otra persona, preferimos ser comprendidos. Conocer y comprender parecen sinónimos, pero son muy distintos. Arjona prueba que conoce enumerando datos que cualquier médico domina sobre sus pacientes. La comprensión es más difícil de probar porque no es un conocimiento, sino una actitud. Uno comprende cuando escucha y se interesa, incluso cuando no conoce y quiere conocer. Para ser comprendidos es mejor estar con alguien que no nos conozca para que tenga curiosidad por conocernos. ¿Se imaginan a esa mujer yendo a contar sus problemas a Arjona? Él dice “reconozco lo que piensas antes que empieces a hablar”. Uno quiere decirle algo y él ya lo sabe todo. Cree estar con una mujer finita, que el tiempo ha vuelto predecible.

El amor no necesita conocer porque es anterior al conocimiento. Nos enamoramos de desconocidos. Alain de Botton dice en el segundo capítulo de su novela Esays in love: “¿Sería esto realmente amor? Hablar de amor cuando apenas habíamos pasado una mañana juntos era acusarme con los cargos de ilusión romántica y locura semántica. Quizás solo nos enamoramos al no saber bien de quién nos estamos enamorando. El movimiento inicial se basa necesariamente en la ignorancia”. Sí, dice quizás. Pero ese quizá echa abajo la estrategia argumentativa de Arjona. La estrategia falla porque el amor es independiente de la lógica y la justicia. El amor de una persona no produce necesariamente amor a cambio. Quizás ese hombre que apenas conoce la mitad de su mujer, la ama el doble justamente gracias a eso.

Probablemente Arjona sea consciente de todo esto, que en ningún caso anula la canción, sino que la vuelve patética. No hay que pensar «qué lindo, la conoce», sino “pobre hombre, espera recuperar su amor solo porque la conoce”.

Bibliografía impresa

Manguel, Alberto. Leer imágenes. Madrid: Alianza, 2011. Trad. Carlos José Restrepo

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5 comentarios en “Tres preguntas de Arjona

  1. GAP dijo:

    Este artículo es tan hermoso. Yo, que salí de Letras hace cuatro años y desde entonces que no me acerco a la literatura (la lingüística me dejó más plata y más felicidad), estoy ahora con una nostalgia indescriptible, loco. Y más mejor si es con Arjona. Tremendo análisis de estas preguntas tan trascendentes.

    Te seguiré desde ahora, colega!

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